Fomentar el buen clima y el bienestar en la comunidad escolar a través de aulas conscientes

El origen de la práctica tiene sus antecedentes en el año 2004, con la fundación del colegio. Desde sus orígenes, el proyecto educativo del establecimiento apuntó a la formación integral de los y las estudiantes, con compromiso, consciencia de sí mismos y su entorno. En este contexto, se implementó la práctica de relajación en el aula, como una iniciativa liderada por el equipo directivo, que fue evolucionando en diversos formatos con el transcurso del tiempo. Considerando que esta práctica se ha desarrollado de distintas maneras y que, en algún momento, existió cierto desinterés en algunos docentes por seguir implementándola, el equipo de convivencia escolar decidió aplicar una encuesta comunitaria dirigida a estudiantes y, posteriormente, generar diálogos reflexivos con las y los docentes a partir de los resultados. A través del uso de datos, rescataron la percepción y valoración de sus participantes, permitiéndoles definir los ajustes que son requeridos para que se mantengan en el tiempo. A partir de este trabajo, renombran la iniciativa como “Proyecto de Meditación en Aula: Aulas Conscientes”. De esta manera, la buena práctica consiste en que el equipo de convivencia, a través de una metodología de proyecto, introduce las técnicas de meditación y relajación en el currículo, como parte de la rutina escolar de toda la comunidad, para predisponer a sus estudiantes, de manera efectiva, a su proceso de aprendizaje, bajando niveles de ansiedad y generando un buen clima en el aula.