El origen de la práctica tiene sus antecedentes en el año 2010, cuando el equipo directivo, compuesto por director, jefe de la Unidad Técnica Pedagógica y equipo psicosocial, evidencian la necesidad de mejorar los resultados académicos de los estudiantes, que eran deficientes. Con este propósito, realizan tres acciones clave que apuntan a redefinir su foco de gestión: 1. Elaborar un diagnóstico organizacional, 2. Revisar y definir un marco teórico y 3. Analizar la gestión educativa de forma participativa. A partir de lo anterior, concluyen que:
- El establecimiento ejecutaba actividades aisladas, no sistematizadas. Lo anterio, significaba que no eran visibles ni se reforzaban a nivel de escuela.
- No existían estrategias pedagógicas de tipo transversal y colaborativas.
- No se visibilizaban los avances a nivel institucional.