Antoni Verger: “La lógica del mercado no debería ser central a la hora de gobernar los sistemas educativos”

Noviembre 5, 2024
Categorías: Entrevistas, Eventos, Noticias

El sociólogo y académico de la Universidad Autónoma de Barcelona se refirió a las políticas de inclusión escolar y la fragmentación del sistema educativo. 

Se acercan a saludarlo, le demuestran admiración, le piden fotografías o un contacto para que pueda visitar otros países de Latinoamérica. Ocurrió el 23 de octubre en Santiago tras la charla y presentación de Antoni Verger, en el Sexto Congreso Interdisciplinario de Investigación en Educación, CIIE 2024, uno de los congresos más importantes de la región y que, en su regreso, tras cuatro años de receso, reunió a más de 600 docentes, académicos e investigadores de diferentes latitudes.

Considerado una voz autorizada en temas de educación, Antoni Verger habló en la capital sobre políticas de inclusión escolar, la fragmentación del sistema educativo y sistemas de evaluación como la prueba SIMCE. El sociólogo, académico de la Universidad Autónoma de Barcelona, investigador del Instituto Catalán ICREA y coautor del libro The Privatization of Education, tiene entre sus áreas de especialización: la gobernanza global de la educación y la privatización de la educación.

No es primera vez que está en el país. Antoni Verger ha estudiado la realidad educacional local no solo desde los análisis comparativos y los libros. Por eso con propiedad logra tener un panorama esclarecedor de lo que ocurre en Chile con la educación. Hace cinco años de visita en el país aseguró que “En Chile se generó un nivel muy alto en segregación”, en relación con la inversión privada en la educación. Esta vez fue invitado por C Líder para participar en el CIIE, organizado por reconocidos centros de estudio y facultades: el Instituto de Estudios Avanzados en Educación y el CIAE de la U de Chile; la Universidad Católica, a través de su Facultad de Educación, el CEPPE UC y el Centro de Justicia Educacional; el Centro de Estudios e Investigación Enzo Faletto de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Santiago; las facultades de Educación de la Universidad Alberto Hurtado y Diego Portales; el Centro de Investigación en Educación (CIE) de la UMCE; y C Líder: Centro Asociativo para el Liderazgo Educacional, liderado por la PUCV, además del Consejo Nacional de Decanos y Decanas en Educación (CONFAUCE) y la Asociación Chilena de Investigadores en Educación (ACHIE).

¿Cómo ve esta evolución de la política de mercado educacional que se aplica en Chile?

Bueno, la política del voucher tiene más 40 años y la inercia institucional es grande… Para modificarla puede ser más efectivo efectuar reformas graduales y que, poco a poco, se vaya aceptando que la lógica del mercado no debería ser central a la hora de gobernar los sistemas educativos. Un cambio rupturista, en el contexto de polarización actual, puede durar poco en el tiempo y será más susceptible a los vaivenes políticos. Los cambios más consensuados, pueden ser a largo plazo más profundos.

El gobierno presentó un proyecto para poner fin al Crédito con Aval del Estado (CAE) y acceder a la educación superior sin depender de la banca privada. ¿Qué opina al respecto?

Sí, es interesante, porque el endeudamiento de los estudiantes puede ser muy alto en países donde sólo se depende del crédito privado. Ahora, combinar el fin al crédito con una política de becas para los más desfavorecidos es importante, ya que la posibilidad de endeudarse es una barrera simbólica para muchos estudiantes que les desinhibe a la hora de matricularse. Si es un crédito a interés cero, siempre será mucho mejor que a un interés que dependa de los mercados financieros. Pero también sabemos que hay estudiantes que necesitan becas completas para poder acceder a la educación superior, y que contemplen los costes de oportunidad de continuar estudiando, más allá de política de crédito

Se ha referido al tema de la inclusión en los colegios, donde falta convencer a una clase media que se resiste, ¿por qué esta tendencia?

Sistemas educativos más inclusivos son mejores no solo para los sectores más desfavorecidos, sino que también para la clase media y la población en general… La convivencia con diferentes grupos sociales tiene muchos intangibles, también es una forma de aprender, de compartir, de generar vínculos y reforzar valores de solidaridad, incumbencia... Necesitamos políticas valientes para, de alguna manera, romper esas barreras, a la diversidad en las escuelas, a veces simbólicas, pero también reales o geográficas que refuerzan esa pulsión de priorizar entornos socialmente muy homogéneos. La educación es la única institución que tiene el potencial de trascender estas barreras y pulsiones, aunque necesita ir acompañada de otras políticas sectoriales para hacerlo posible.

Hace pocos días en el país se desarrolló en los colegios la prueba SIMCE, donde habitualmente los profesores sienten que hay una presión sobre ellos por obtener en sus alumnos buenos resultados

En casi todos los países del mundo se evalúa el desempeño escolar, pero este tipo de evaluación no siempre se implementa de la misma manera, ni los resultados están asociadas al mismo tipo de consecuencias. Las consecuencias hacen que se perciban con mayor o menor presión este tipo de pruebas. Pero además -y de nuevo entrando en temas más sociológicos, más simbólicos-, el hecho de que los resultados del SIMCE se asocien mecánicamente a la calidad educativa, a la calidad docente, hace que la presión aumente.

¿Por qué?

Al maestro o profesor no solo le preocupa si su salario y su futuro laboral depende de los resultados de pruebas como SIMCE, sino también cómo va a ser percibido por el resto de sus colegas, las familias o el director del colegio, en caso de no obtener buenos resultados. Y en Chile se da esa combinación de elementos, tanto reputacionales, como materiales, ya que una secuencia de malos resultados, puede conllevar que cierren tu escuela. Esta combinación añade un nivel de presión que encontramos en Chile, en algunos estados de Estados Unidos, y quizás en Inglaterra, pero que no se da en la Europa continental. No es habitual, y sería deseable entender la calidad educativa de manera más global y holística.

En las últimas semanas ha resurgido un tema en el debate público, que tiene que ver con la eliminación de las notas en la Educación Básica. ¿Qué piensa de esto?

Me parece positiva que se pueda hacer una evaluación más cualitativa, en base a rúbricas competenciales y en una retroalimentación de calidad al estudiante, y no tanto intentar simplificar un proceso tan rico y complejo, como es el aprendizaje, en una única medida. Y también, si tenemos en cuenta que las notas pueden estigmatizar o condicionar las actitudes de los estudiantes en un nivel como la Básica, quizás sería preferible intentar motivar y tener altas expectativas con los estudiantes a este nivel. Y reforzar así su base formativa para que luego, en niveles superiores, ya puedan tener un nivel de maduración mayor para gestionar lo que significa una nota de desempeño más cuantitativa. La eliminación de las notas en la Enseñanza Básica no solo es una política que ya se aplica en varios países, sino que también es una política deseable.

Usted se ha referido a la fragmentación del sistema educativo. ¿Le parece ecuánime y adecuado el SAE (Sistema de Admisión Escolar), la plataforma para el ingreso de los alumnos a los colegios estatales y particulares subvencionados en Chile?

Creo que el SAE responde a una política conveniente, en el sentido de que conlleva una cierta centralización de los procesos de admisión que a lo mejor antes quedaban en manos de los proveedores y de las escuelas, y eso generaba una cierta discrecionalidad. En términos de inclusión y discriminación, se podían llegar a dar una serie de dinámicas no deseables. El SAE, lo que garantiza es una igualdad de oportunidades mayor, aunque eso, por supuesto, no significa que todo el mundo tenga las mismas oportunidades de elegir ni que tenga la información suficiente para entender las reglas del SAE.

¿Y cambiaría algo?

Para que el SAE sea más inclusivo y justo, tiene que ir acompañado de procesos de información a la ciudadanía, eso es importante, y también que entiendan mejor cómo funciona el algoritmo, para que le pierdan el miedo al sistema. Hay quien mal intencionadamente lo asocia a una lotería, pero se trata de algoritmos muy bien pensados para intentar que encajen las preferencias de los apoderados con la oferta, en un contexto en hay que distribuir a los alumnos en función de una serie de criterios lo más objetivos posibles.

Pero es un sistema que se puede ir perfeccionando…

Sin duda. Me parece adecuado ir perfeccionando el sistema y calibrarlo en función de lo que está ocurriendo sobre el terreno. Por ejemplo, ¿por qué algunos grupos de apoderados no eligen ciertas escuelas, a pesar de que son de su preferencia? ¿Cómo podemos adaptar el sistema a las diferentes realidades escolares y zonas educativas? Es fundamental, además, no dejar toda la política educativa en manos de la demanda. Es necesario complementar el Sistema de Admisión Escolar (SAE) con políticas activas de planificación de la oferta y, sobre todo, con políticas de valorización y refuerzo de las escuelas públicas, como los SLEP.
Si bien Chile se destacó en los años 80 por impulsar un mercado educativo de grandes dimensiones, hoy el mundo lo observa para ver si es posible desmercantilizar y desegregar la educación a través de políticas públicas innovadoras como el SAE y los SLEP.

Por: Javier García Bustos. Universidad de Chile.